¿Por qué el hornero construye su casa?
El girasol que refleja a la princesa Carandaí
Pirayú era cacique de una tribu que vivía a orillas del río Paraná. Mandió era cacique de una tribu vecina. Pirayú y Mandió eran buenos amigos. De ahí que sus pueblos intercambiaban en paz artesanías y alimentos.
Cierta vez, Mandió tuvo la gran idea de unir a las dos tribus, y por eso pidió en matrimonio a la hija de Pirayú. - Para estar siempre unidos quiero casarme con tu hija - dijo a su amigo. Imposible - respondió preocupado Pirayú. Y contó en seguida a Mandió que su hija no se casaría con ningún hombre porque había ofrecido su vida al dios Sol.
Ante la incredulidad de Mandió, Pirayú explicó que -Carandaí, mi hija, desde muy pequeña pasa las horas contemplando al sol. Sólo vive para él. Por eso los días nublados la ponen tan triste -; Mandió se alejó disgustado y prometiendo venganza.
Los días pasaron hasta que cierta vez andaba Carandaí con su canoa contemplando la caída del sol en medio del río cuando, de pronto, vio resplandores de fuego sobre su aldea. Remó rápidamente hacia la orilla, pero, cuando intentó desembarcar, unas barras gruesas de madera trabaron sus movimientos.
- ¡Ajá!, tendrás que pedirle a tu dios que te libere de mi venganza - dijó Mandió.
- ¡Oh! Cuarahjí, ¡Mi querido sol! - susurró Carandaí. - No permitas que Mandió acabe conmigo y mi pueblo. No lo permitas mi dios...
Y no había terminado de hablar cuando Cuarajhí, el sol, envió a la joven un remolino de rayos potentes que la envolvieron y la hicieron desaparecer de la vista de Mandió.
Allí donde había estado Carandaí, brotó una planta esbelta y hermosa con una flor dorada que, al igual que la princesa, siguió siempre, con su cara al cielo, los rumbos del sol.
El Ratón Pérez
Es un mito de origen
hispánico, del que hay registros en la época colonial. Se ha difundido también
por todo el continente americano, y también se agregó tardíamente en nuestro
país, en la Provincia
de Buenos Aires, por semejanza con un viejo personaje de tiras
cómicas.
Se trata de un
simpático y benévolo ratón cuya predilección son los dientes de leche, de modo
que al caer la primera dentición de los niños, sale por las noches para cambiar
cada diente por unas monedas, que deja debajo de la almohada del pequeño
afectado por la pérdida.
Este roedor benéfico
funciona psicológicamente como un bálsamo para mitigar el dolor infantil.
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